La cultura es "Educación de la atención" (Simone Weil)

Roberto Calasso, La marca del editor, Anagrama, Barcelona, 2014.

p. 15: La obra perfecta es la que no deja huella.

 No hay sacrificio sin residuo –y el mundo entero es un residuo. Pero, al mismo tiempo, es necesario recordar que si el sacrificio hubiera conseguido no dejar ningún residuo los libros nunca habrían existido.

34: esos numerosos ami­gos invis­i­bles que son los escritores muertos.

76: precisamente en el ámbito de lo que está más allá de nuestro control se encuentra aquello que es para nosotros lo más importante y esencial.






121: definición de cultura según Simone Weil: "Educación de la atención". No conozco definición de esa palabra que sea a la vez tan escueta y tan convincente.

127: Joseph Brodsky hablando de Roger Straus: "Cuando se encuentra ante un dilema elige siempre la solución más generosa".

134: hablando de libros se entra en un espacio mucho más vasto, mucho más ligero y libre que si se habla del mundo o, peor aún, de cosas personales.

Cada escritor posee en sí mismo un jardín que cultivar y un viajero que transportar: nada más. De otro modo, sería un personaje mucho menos interesante, que es su propio yo".

141-142: El mundo está viviendo una suerte de obsesión informática que ha alcanzado una fase de paroxismo. Su principal artículo de fe es la accesibilidad inmediata a todo. La tablet, o cualquier otro device (conviene mantener los términos ingleses porque solo en esta lengua los objetos en cuestión emanan su aura sagrada), deben garantizar que cualquier cosa esté al alcance de la mano (incluso literalmente, en cuanto puede convocarse con un simple touch). No solo eso: todo debe suceder dentro de un número mínimo de centímetros cuadrados. El device tiende, así, a convertirse en un cerebro-sombra, bidimensional y privado de la desagradable consistencia viscosa del cerebro humano.

146-147: Existe todavía una tribu dispersa de personas a la búsqueda de algo que sea literatura, sin calificativos, que sea pensamiento, que sea investigación (también estos sin calificativos), que sea oro y no latón, que no tenga la inconsistencia típica de estos años. Faire plaisir era la respuesta que Debussy daba a quien le preguntaba cuál era el fin de su música. También el editor podría proponerse faire plaisir a esa tribu dispersa, preparando un lugar un una forma que sepa acogerla.

154: a la larga, sólo la calidad no aburre.

169: Hay cosas que desaparecen sin casi hacerse notar. Son, en ocasiones, las cosas esenciales.





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